La liquidez financiera hace referencia a la cualidad o capacidad de convertir los activos de una empresa en dinero en efectivo de forma casi inmediata sin que pierdan su valor.
En este artículo te explicaremos qué es la liquidez financiera y cómo puedes medirla en tu empresa, con el fin de que sepas si todo marcha bien en ella o hay que realizar cambios.
La liquidez financiera de una empresa es uno de los principales indicadores, ya que sirve para analizar y saber qué capacidad tiene de hacer frente a sus obligaciones a corto plazo.
Es decir, representa la rapidez con la que los activos se pueden transformar en dinero en efectivo. De esto dependerá la capacidad que una organización tiene para enfrentar una crisis, en caso de que se dé.
Si una empresa vende mucho y genera buenos ingresos, pero no cobra a tiempo a sus clientes, podría verse comprometida y comenzar a tener problemas financieros.
Muchas compañías cuentan con poco efectivo, es decir liquidez financiera, y un gran volumen de cuentas por cobrar, que, si bien son activos, no son accesibles por lo que es importante tener un control y balance sobre estos dos elementos para evitar una severa falta de liquidez y problemas financieros serios.
La liquidez es un indicador clave de la salud financiera de cualquier empresa, por lo que es importante tener claridad sobre ella en cualquier organización para evitar problemas más fuertes.
Antes de entrar de lleno en este tema, definamos algunos conceptos que se mencionarán en este apartado.
Pasivo corriente: son las deudas u obligaciones que tiene una organización a corto plazo, es decir, un tiempo igual o menor a un año.
Activo de liquidez o líquido: son aquellos que pueden convertirse en dinero en efectivo en muy poco tiempo; casi de forma inmediata.
Teniendo estos conceptos claros, pasemos a lo que verdaderamente nos interesa.
Existen múltiples formas de medir la liquidez financiera de una organización. A continuación, te diremos 15 de ellas para que puedas darte cuenta de si cuentas con ella o no y, en caso de que no, comiences a trabajar para resolver este problema.
Es sencillo calcular el flujo de efectivo. Solo tenemos que calcular el total de efectivo que entra a nuestra operación y dividirlo entre el total de nuestras obligaciones a corto plazo.
Esto nos indicará qué tan probable es que podamos hacer frente a ella de acuerdo con el efectivo que entra a nuestra empresa cada determinado periodo.
La métrica de razón corriente indica qué porcentaje de las deudas a corto plazo son cubiertas por los activos.
Se calcula dividiendo el activo corriente entre el pasivo corriente. El primero debe incluir cuentas, cuentas de caja, pagos por cobrar e inventarios; el segundo, deudas a corto plazo, acreedores comerciales y otras cuentas a pagar.
Pongamos un ejemplo: si la compañía tiene 1,000,000 de activo corriente y 400,000 de pasivos corrientes. Su razón corriente sería 2.5, lo cual quiere decir que por cada peso que debe, tiene 2.5 pesos para respaldar ese adeudo.
Entre más alto sea este número, mayor liquidez financiera se tiene.
Este indicador mide la capacidad que tiene una compañía para liquidar sus deudas a corto plazo sólo considerando los saldos en efectivo, la cartera y algunas inversiones, sin tomar en cuenta los inventarios; esto porque se supone que una organización no debe estar supeditada a la venta de su inventario para poder pagar sus deudas.
La fórmula de la prueba ácida es: activo corriente – inventarios / pasivo corriente.
Supongamos que tenemos un activo corriente de 100,000, inventarios de 60,000 y un pasivo corriente de 50,000. Tendríamos: 100,000 – 60,000 / 50,000= 0.8.
Esto apunta a que, por cada peso de deuda, la compañía tiene 0.80 centavos para pagarlas, por lo que sin vender los inventarios no tendría la liquidez financiera necesaria para hacer frente a ellas.
Permite conocer la cantidad de dinero que le quedaría a una organización después de haber pagado las deudas a corto plazo.
Se obtiene restando el pasivo corriente al activo corriente. El activo corriente está conformado por inversiones, efectivo, cuentas por cobrar e inventario; mientras que el pasivo incluye cuentas por pagar, gastos acumulados y otras deudas.
Si la suma del primero arroja 30,000 y la segunda 15,000; entonces, tenemos que el capital neto de trabajo sería 15,000. Este resultado positivo indicaría que se pueden pagar las deudas utilizando solo los activos corrientes; es decir, se cuenta con una buena liquidez financiera.
El margen neto permite medir la rentabilidad de una organización. Para obtenerlo, solo tienes que dividir el beneficio neto, es decir, los ingresos, entre las ventas (sin incluir el IVA).
Este indicador es clave para medir la liquidez financiera de una empresa porque refleja la capacidad de la misma para transformar los ingresos en beneficios, esto es, permite saber si se está llevando a cabo un eficiente control de costos y si es rentable o no.
Otra forma de medir la liquidez financiera de una empresa es conocer qué tan eficiente es. Esto se puede lograr a través del margen operativo.
Este indicador muestra el porcentaje que suponen los beneficios de una organización, antes de los intereses e impuestos, sobre el total de ventas. Si el margen operativo es alto, quiere decir que la compañía está obteniendo una cantidad mayor por cada peso que consigue de sus ventas.
Este resultado permitirá saber si hay una gestión correcta de la empresa y si tiene la liquidez financiera suficiente para superar los obstáculos que pudieran presentarse en cuanto a dinero.
Si bien al emprender un negocio es normal tener deudas numerosas, esto debería cambiar con el paso del tiempo; de lo contrario, nos podría traer problemas severos.
Existen dos formas de conocer el nivel de deuda de una organización: primero, la relación deuda-capital, que se obtiene dividiendo la primera entre la segunda; y la otra es la relación deuda-activos, que se calcula de la misma manera.
Si los resultados obtenidos son positivos, quiere decir que tienes buena liquidez financiera. Debes hacer estas operaciones una vez que tu negocio ya esté posicionado, ya que, como mencionamos antes, en las fases incipientes es normal que este número sea negativo.
El ratio de tesorería permite medir la relación que existe entre el valor de la tesorería y los pasivos corrientes, en estos últimos se incluyen las inversiones financieras.
Este indicador ayuda a detectar qué tan capaz es la empresa de atender sus pagos más inmediatos para poder identificar posibles problemas.
La fórmula es la siguiente: tesorería (dinero líquido de la empresa) + inversiones financieras temporales / pasivos corrientes= ratio de tesorería.
Un resultado óptimo tendría que ser mayor a 0.3, pero todo dependerá del sector al que pertenezca la empresa, el tipo y su tamaño.
La razón de efectivo indica la relación que existe entre los activos de liquidez inmediata y los pasivos corrientes; es decir, cuánto efectivo disponible hay por cada unidad de pasivo corriente.
Se calcula restando el pasivo corriente al efectivo y es muy útil para conocer la capacidad de una compañía para adquirir deudas a muy corto plazo (30 días o menos) y de montos bajos.
A partir de este indicador, conocerás el número aproximado de días que podría subsistir tu organización en caso de que dejara de percibir ingresos. Este número está supeditado a los activos corrientes y no considera inventario.
Se calcula así: activos corrientes – inventario / costo de mercancía vendida + costo de administración y ventas / 365 = número de días.
La prueba defensiva es otra forma de conocer la liquidez financiera de una empresa porque indica la capacidad que tiene la misma para funcionar con sus activos líquidos sin recurrir al flujo de ventas.
La fórmula para calcular es: saldo de caja y bancos / pasivos corrientes * 100.
Entre mayor sea el porcentaje, más beneficioso será para la empresa, pues eso quiere decir que cuenta con una mejor capacidad de respuesta ante imprevistos de pago sin tener que recurrir a las ventas.
12. Cuentas por cobrar
Este índice te ayuda a calcular el tiempo aproximado en el que tus cuentas por cobrar se harán efectivas.
Para calcularlo tienes que multiplicar las cuentas por cobrar por los días del año y dividir el resultado entre las ventas anuales a crédito. De esta forma, sabrás si tu compañía es capaz de sobrevivir en este periodo o si no cuenta con una buena liquidez financiera.
Este indicador sirve para conocer el modo en que tu organización está distribuyendo los recursos entre los activos, así como para determinar la proporción de activos adecuada para su correcta operatividad.
¿Cómo se calcula? Solo tienes que dividir los activos corrientes entre los activos totales.
Realizar un análisis de apalancamiento permitirá conocer el estado de endeudamiento de una empresa con respecto a las obligaciones a corto y largo plazo para saber qué tan viable es el pago de las mismas.
Para llevarlo a cabo, necesitamos contar con estados financieros comparativos de los últimos dos años. Y se puede analizar de dos maneras: a través de la palanca operativa (se estudia la variación de las utilidades antes de intereses e impuestos) o de la palanca financiera (mide las utilidades antes de impuestos).
Un apalancamiento favorable indicará que la compañía tiene una buena liquidez financiera y que es capaz de generar utilidades de manera óptima; mientras que uno desfavorable da menos flexibilidad y apunta a un mayor riesgo de incapacidad de atender pagos.
Este indicador ayuda a calcular la cantidad de activos totales de los que dispone una organización por cada unidad monetaria de pasivos totales.
Para obtenerlo, solo tienes que dividir los activos totales entre los pasivos totales. De esta forma, podrás saber cuál es el nivel de participación de los acreedores de la organización en sus activos.
Estas son 15 formas de medir la liquidez financiera de tu empresa. Si decides utilizar alguna y te das cuenta de que tu organización podría tener problemas financieros, enseguida, te diremos qué puedes hacer.
Existen muchas opciones para conseguir liquidez financiera en tu empresa. Una de las más comunes es por medio de los créditos.
Quizás pienses enseguida en los bancos, pero en ocasiones, los requisitos son poco flexibles y las tasas de interés suelen ser altas, por lo que podría no ser tan beneficioso para ti y tu empresa.
Teniendo este panorama, puede parecer difícil saber a quién recurrir, pero debes saber que existen instituciones financieras reguladas que pueden ayudarte a tener liquidez financiera y lograr que tu negocio prospere.
De entre todos los créditos disponibles, uno de los que se recomiendan actualmente son los créditos de liquidez con garantía hipotecaria.
¿Por qué? Porque un crédito de liquidez te permite obtener un buen aforo, según la financiera de tu elección.
Por ejemplo, en ION Financiera, si eres una persona física y cuentas con una propiedad libre de gravamen, podrás obtener el 50% de su valor. Únicamente tendrás que dejarla como garantía durante el tiempo que esté vigente el crédito.
Este tipo de financiamiento cuenta con una tasa de interés inferior a otros, como un crédito pyme, personal o revolvente, y el plazo para pagar es mayor, por lo que las cuotas son más bajas.
Si ya te diste cuenta de que necesitas hacer algo para obtener mayores recursos y poder hacer frente a los problemas que tiene actualmente tu organización, piensa en ION Financiera para lograrlo.
Con el crédito de ION Financiera, no solo obtendrás la liquidez que necesita tu empresa, sino que, al ser un crédito de destino libre, puedes utilizar este recurso para cualquier otro fin.
Lograr la liquidez financiera que tu empresa necesita está al alcance de tus manos.